viernes, 25 de julio de 2014

Antropología Sociocultural y la cuestión afroamericana

Antropología Cultural: Cultura del trabajo
Lic.Adriana Mercedes González
ANTROPOLOGÍA CULTURAL

El interés al elegir el texto de Carol Ember “Antropología Cultural”, es encontrar algunas explicaciones con respecto a la influencia de los cambios culturales en las políticas públicas de empleo implementadas en la Provincia de La Rioja desde el 2002 en adelante y su incidencia en la calidad de vida de la población.
Los cambios mundiales influyen en la cultura del trabajo y por ende en la calidad de vida de las personas. Para analizar la temática, se logra puntualizar algunas hipótesis que sirvieron de partida en relación a los cambios culturales en el mundo moderno y su incidencia en el contexto nacional y provincial:
-La cultura siempre está cambiando debido a que consiste en modelos aprendidos de comportamiento y creencias y los rasgos culturales pueden ignorarse o aprenderse de nuevo según cambien las necesidades humanas.
-Las causantes del cambio cultural son: las invenciones, descubrimientos, difusión, revolución, -Los descubrimientos e invenciones constituyen causa de un cambio cultural solo cuando la sociedad acepta una invención o un descubrimiento y lo utiliza con regularidad. Algunas invenciones son el resultado de docenas de pequeñas iniciativas realizadas, tal vez de forma accidental a lo largo de varios años. Otras invenciones surgen de intenciones conscientes.
-El proceso por el que se prestan elementos culturales de otra sociedad y se incorporan en la cultura del grupo que las recibe se llama difusión. Hay tres modelos de difusión: difusión por contacto directo, en el que los elementos de una cultura son adoptados por sociedades vecinas que con el tiempo se extienden  cada vez más lejos; difusión por contacto intermedio, en el que una tercera parte, normalmente comerciantes, llevan un rasgo cultural de la sociedad que lo originó a otro grupo; y difusión por estímulo, en la que el conocimiento de un rasgo que pertenece a otra cultura estimula la invención o desarrollo de un equivalente local.
-Los rasgos culturales no tienen porqué difundirse, es decir, la difusión es un proceso selectivo- no automático. La sociedad que acepta un rasgo cultural extranjero, lo adaptará de forma que armonice de manera efectiva con las propias tradiciones de la sociedad.
-Cuando un grupo o sociedad está en contacto con otra sociedad más poderosa, el grupo más débil se verá forzado a adquirir los elementos culturales del grupo dominante. Este proceso de prestación extensiva, dentro del contexto de una relación superior-subordinado entre las sociedades, se denomina aculturación. El mismo, surge como consecuencia de algún tipo de influencia externa.
-La forma más drástica y rápida de que cambie una cultura es mediante la revolución-sustitución, de los gobernantes de un país. Las revoluciones o rebeliones tienen lugar sobre todo en sociedades Estado donde hay una clara élite gobernante.
-La adaptación cultural puede parecerse a la adaptación biológica: los rasgos (culturales o genéticos) que tienden a reproducirse (de forma aprendida o heredada) tienden también a aparecer con más frecuencia en la población con el paso del tiempo. Y si la cultura generalmente se adapta a su entorno, entonces el cambio cultural también se adaptará de forma general.
-Muchos de los cambios culturales que se observan en el mundo moderno se han producido, tanto directa como indirectamente, por el dominio y la expansión de las sociedades occidentales. Uno de los cambios más importantes que surgió como consecuencia de la expansión de la cultura occidental, es la creciente dependencia de la mayor parte del mundo del intercambio comercial (proliferación de la compra y venta en los mercados, acompañada por el uso del dinero como medio de intercambio). La costumbre prestada de la compra y venta puede, en un principio, sustituir a las formas tradicionales de distribución de bienes, pero según se afianzan las nuevas costumbres comerciales, la base económica de la sociedad que las recibe cambia. Esta alternación viene acompañada de otros cambios sociales, políticos y psicológicos.
-una forma de mercantilización se produce cuando los miembros de una comunidad se convierten en trabajadores emigrantes que viajan a un lugar cercano que les ofrezca la posibilidad de un trabajo asalariado. También surge cuando una sociedad simple y autosuficiente, cazadora o agrícola, llega a depender cada vez más del comercio para su supervivencia. Otra forma, se produce cuando los que cultivan la tierra producen más de la que necesitan para su subsistencia. El excedente se venderá a cambio de dinero. En muchos casos, este ingreso se utiliza para pagar el alquiler o los impuestos (la mercantilización está asociada a la creación del campesinado). Una cuarta forma, surge por medio de la introducción de la agricultura comercial en la que todos los productos de cultivo se cosechan para la venta, más que para el consumo personal.
-La creciente influencia de las sociedades occidentales también han llevado a cambios en la religión en muchas partes del mundo. En muchas sociedades, este cambio se ha producido de forma intencionada a través de los esfuerzos de los misioneros.
-Uno de los cambios culturales más sorprendentes en el mundo moderno, es la proliferación de las democracias. Las instituciones políticas participativas están presentes en la mayoría de los países del mundo.
                Un interrogante clave que busco explicar a través del texto con Ember es:
¿De qué manera las políticas de empleo promueven la cultura de trabajo y los problemas de inserción laboral?
Para responder a ello, es preciso analizar la situación económica, social y política del país y el modelo de Estado que se gesta.
Son 3 millones de argentinos según la prensa escrita, que no llegan a cubrir la canasta básica de alimentos y sus sueldos están lejos de alcanzar el salario mínimo, vital y móvil. Estas personas concentran el 8,9 % de los ingresos y suelen ser empleados informales o trabajadores de media jornada. La directora de Política Fiscal del Cippec, Luciana Díaz Freís explica “que la Argentina tiene una economía dual porque existe un sector informal con ingresos de subsistencia y otro más desarrollado que es más pujante y suele dedicarse a los servicios”-1-
Originariamente, los programas de empleo del Gobierno Nacional surgieron en respuesta a la problemática del desempleo. Ante la profundización del problema de la desocupación, los gobiernos provinciales fueron acompañando progresivamente la iniciativa de la Nación creando una variedad de planes propios que complementan las necesidades atendidas desde el Gobierno Nacional.
Con el tiempo, surgió la necesidad de avanzar en la coordinación de los diferentes niveles de gobierno, evitando así, la superposición de prestaciones y haciendo transparentes los criterios de selección de los beneficiarios a través de la confección de un padrón único de beneficiarios de todos los programas sociales (integrando a la vez, los existentes en los ámbitos nacional, provincial y municipal).
Ante este panorama, es imprescindible analizar el papel del Estado en la toma de decisiones con respecto a la ejecución de políticas públicas de empleo bajo la consideración de los distintos enfoques de puesta en marcha de las mismas y de la evaluación en la que se definen el sentido de evaluación y algunos tipos y modelos. Es así, que como dice Ember “Uno de los cambios culturales más sorprendentes en el mundo moderno, es la proliferación de las democracias”-2- y se explica en el caso de Argentina por ser un país que instauró la democracia a partir del año 1993 y desde entonces las políticas de empleo surgen de acuerdo a las necesidades detectadas por cada modelo político imperante; aunque, se agudizan cada vez más, los problemas de pobreza y exclusión social.
En la provincia de La Rioja son muy variadas las políticas públicas de empleo implementadas desde el 2002 y fundamentan en cada resolución, que se proponen generar inclusión social y laboral atendiendo a la población más vulnerable y facilitándoles el ingreso al mercado laboral a través de distintas acciones: recuperando la idea de un proyecto de vida basado en la formación y el trabajo, finalizando los estudios obligatorios, formándose en un oficio, realizando prácticas calificantes en ambientes reales de trabajo, iniciando un emprendimiento productivo de manera independiente o asociativo, insertándose en un empleo, brindándole una beca o incentivos económicos. Solo queda por comprobar si logran los objetivos propuestos de acuerdo a cada resolución o disposición provincial.
Los planes y programas laborales  más difundidos y que se ejecutan desde el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTE y SS) hacia la provincia de La Rioja son:
-Programa Jefes de Hogar
-Programa de Empleo Comunitario (y el traspaso de los mismos al PIL Público (Programa de Inserción Laboral).
                Para continuar, se hace necesario crear nexos entre políticas públicas de empleo, pobreza y población vulnerable. Esto permitirá analizar el impacto social de estas políticas de empleo en la calidad de vida de la población en el contexto provincial.
                “Las políticas públicas de empleo pueden verse fácilmente como el producto de un sistema político-administrativo que comprende individuos que se reúnen en pequeños grupos dentro del marco de referencia de organizaciones caracterizadas por la jerarquía, la división del trabajo y la especialización. Esos individuos y organizaciones operan dentro de un sistema de instituciones, normas y prácticas políticas, permeables por una amplia variedad de influencias sociales (público, grupos de interés, líderes de opinión)”-3-. Las políticas públicas de empleo en La Rioja son muy complejas, implican un proceso en el que participan varios actores y son el reflejo de estilos de un modelo político imperante a nivel provincial y nacional.
                “Un desarrollo complementario del estilo nacional de elaboración de políticas públicas es un análisis comparativo, el cual se suele definir como el estudio de cómo, por qué y con qué efectos los distintos niveles de gobierno de los sistemas político-administrativos siguen particularidades cursos de acción o inacción. Se trata de centrar la atención sobre lo que sucede dentro y en los márgenes del Estado, conociendo las estructuras y los procesos mediante los que las decisiones gubernamentales se alcanzan. El por qué de los comportamientos diferentes suele depender de desarrollos históricos no conscientes, de la cultura política subyacente de una nación y las subculturas de distintos sectores de su población”-4- Aquí, puede comprobarse lo que Carol Ember afirma con respecto a que la cultura siempre está cambiando debido a que los rasgos culturales pueden ignorarse o aprenderse según cambien las necesidades humanas.
                Es por eso que se hace preciso indagar además, en el proceso de las políticas públicas de empleo para concluir si las mismas fueron pensadas para un ciclo o si tienen proyección futura. En el caso de las primeras, si tienen relación con la situación económica de la provincia o con la duración del modelo político imperante.
En un principio, los programas de empleo del Gobierno Nacional surgieron en respuesta a la problemática del desempleo. “Estos eran diseñados e implementados exclusivamente a través de la cartera laboral de la Nación y cobraron mayor importancia en los últimos años de la década de los noventa”-5-. Ante la profundización del problema de la desocupación, los gobiernos provinciales fueron acompañando progresivamente la iniciativa de la Nación creando una variedad de planes propios que complementan las necesidades atendidas desde el Gobierno Nacional, creando expectativas ante la problemática de la cultura laboral.
Es preciso detenerse a pensar de qué manera el tema: pobreza y trabajo está relacionado a la cultura de trabajo para poder encontrar algunas explicaciones en relación a la cultura del empleo. Varios autores ilustran, describen o explican el tema. Entre ellos: Drucker.
“Pobreza y trabajo van indisolublemente unidos, en la medida que es vendiendo su fuerza de trabajo como la mayoría de los mortales obtenemos los recursos materiales que nos permiten subvenir a nuestras necesidades. Por eso decimos s que mediante el trabajo “nos ganamos la vida”-6-. Ello no significa, sin embargo, que el trabajo tenga una faceta meramente económica. Ilustra nuestro análisis P. Drucker, quien señala, entre otras dimensiones del acto de trabajar- fisiológica, económica, de poder y de redistribución- las dimensiones psicológica y sociológica.
Drucker hace referencia al aspecto ambivalente del trabajo como maldición y bendición. Maldición en cuanto implica esfuerzo y fatiga: bendición porque mediante el trabajo el hombre se realiza como persona. Y afirma: “Hace mucho que aprendimos que el desempleo provoca graves perturbaciones psicológicas, no por obra de la privación económica, sino principalmente porque socaba el respecto de uno mismo. El trabajo es una extensión de la personalidad. Es realización. Es uno de los modos en que una persona se define, mide su valía y su humanidad. (…)Sin duda, es posible que frente a nosotros se perfile la sociedad sin trabajo de la utopía futurista. Pero si cobrara realidad originaría una importante crisis de la personalidad en la mayoría de la gente”-7- (La Gerencia, cap.16)
Por otra parte el trabajo que una persona realiza es lo que define su ubicación en la estructura social (en cierta manera se puede decir que somos lo que hacemos). Pero, además, para la mayoría de la gente el ambiente en el que trabaja suele ser un medio importante de socialización, que satisface la necesidad general de pertenecer a un grupo.
Cuando una persona pierde su trabajo puede entender, desde lo racional, que la empresa en la que se desempeñaba deba achicarse para poder enfrentar una retracción de la demanda, o que las nuevas maquinarias incorporadas requieran menos personal que las atienda. ¿Qué sentirá, desde su experiencia personal, cuando pasa el tiempo sin que él pueda conseguir otro trabajo, y la situación de desocupado comienza a traducirse en u descenso en el consumo, y por tanto en la escala social? ¿Cuáles serán las emociones del “nuevo pobre”, que habiéndose deslizado socialmente, comienza a tener que depender de otros para alimentar a su familia? Minujin y Kessler lo reseñan bien en La nueva pobreza en la Argentina. Otros autores, tratando de descubrir rasgos generalizables, han sostenido que entonces el desocupado de larga data cae en una especie de “montaña rusa” emocional, durante la cual pasa  por lo menos por cuatro etapas: shock, optimismo, pesimismo y fatalismo, que “representa la transición de la inactividad a la frustración y de allí a un estado final de apatía donde la persona alcanza su más bajo nivel de autoestima” (Manfred Max-Nef et al, 1986, p.28)-8-
El importante analizar las transformaciones en el modo de trabajar. “El trabajo ya no es más, como antaño, el principal factor de cohesión social, ni el más importante elemento de socialización, ni la ocupación primordial de cada uno, ni la fuente fundamental de riqueza y bienestar de las personas, ni el centro de nuestras vidas. En los últimos años han comenzado a producirse cambios en las modalidades de trabajo que se seguirán acentuando en los años por venir y que, sin duda, han de repercutir también sobre el mercado laboral. Por una parte vamos pasando: de una sociedad industrial a una sociedad de servicios; de un mundo laboral centrado en la mano de obra de los diversos oficios a otro que tiene al conocimiento como base del hacer; en el que como consecuencia de los cambios tecnológicos en ciertas ramas el trabajo se va desplazando de la oficina al domicilio del trabajador; de un modo burocrático a un modo de redes de relación. Cobra importancia el tiempo libre- no solamente porque el desocupado tiene mucho tiempo a su disposición, sino también porque la duración de los trabajos se va reduciendo, por lo cual aun quienes tienen empleo trabajarán menos tiempo-, vamos deslizándonos de una sociedad de pleno empleo a otra en la que el desempleo será estructural- porque mucha gente dispondrá sólo de empleo a tiempo reducido, pero también porque para muchos el trabajo será esporádico-, y además inestable (por los cambios de carrera que se irán dando en la vida laboral de un trabajador, como por su carácter de empleo a medio tiempo)”-9-
Los anteriores párrafos esquematizan el  panorama del trabajo a través de la historia del hombre y reflejan la relación que existe entre pobreza y cultura del trabajo. Dicho autor considerado afirma que mediante el trabajo el hombre se realiza como persona y define a su vez, su ubicación en la estructura social. Esto significa que para profundizar el tema hay que indagar en el tipo de impacto social que generan los planes y programas sociales en la Provincia de La Rioja.
Es así, que los cambios propuestos por el Estado a través de la construcción de nuevos modelos de política social se revelan en materiales bibliográficos consultados. Ellos, afirman:
“Generalmente se ha sostenido que la provisión de programas relacionados con el problema ocupacional debe ser responsabilidad del Gobierno Nacional. Uno de los argumentos más conocidos es que la existencia de una provisión centralizada permite asegurar niveles de cobertura equitativos ante situaciones de infortunio como el desempleo. No obstante, y en relación con la ejecución de estos programas, hay quienes sostienen que es deseable que esté descentralizada por criterios de eficiencia en la administración.
En el año 2001 existieron planes de empleo que se ejecutaron desde ambos niveles de gobierno, extendiéndose en algunos casos a los gobiernos municipales. Bajo estas condiciones es fundamental, además de coordinar ambas iniciativas de modo de cuidar los aspectos relacionados con la equidad, prestar atención a los aspectos de eficiencia, dado que es un problema que afecta a un gran número de programas sociales. En este sentido, el compromiso Federal para el Crecimiento y la Disciplina Fiscal, celebrado entre el Gobierno Nacional y las Provincias el 17 de Noviembre del 2000, establece la suscripción de convenios de adhesión en los cuatro meses siguientes destinados a poner en funcionamiento en las jurisdicciones el Sistema de Identificación Nacional Tributario y Social (SINTyS) y la confección de un padrón único de beneficiarios de todos los programas sociales integrando los existentes en los ámbitos nacional, provincial y municipal”-10-.
Desde entonces, el Estado tiene pendiente la construcción de un nuevo modelo de política social, que acompañe al modelo económico. Su objetivo sería lograr una nueva institucionalidad pública, donde lo social sea constitutivo del Estado, lo que le da sentido, y cuyo objetivo central sea la equidad, la integración social, la igualdad de oportunidades y la superación de la pobreza y la vulnerabilidad social. La nueva institucionalidad pública remite al crecimiento de poder de la autoridad social, a la que pone en un pie de igualdad con la autoridad económica para poder conducir y generar las condiciones del fortalecimiento de los sectores más frágiles de la sociedad, facilitar la expresión de sus demandas y producir los mecanismos para una distribución más equitativa de la riqueza.
En este sentido, los procesos de democratización de la gestión del Estado requieren de la construcción de capacidad institucional en lo social para fortalecer a la autoridad social. Las instituciones deben ser capaces de interpretar y dar respuesta a las necesidades de la sociedad, con responsabilidad por las acciones que desarrollan; ser eficientes y eficaces en la asignación y manejo de los recursos, y estar dispuestas a rendir cuentas de los resultados de sus acciones. Con respecto a esto, Ember afirma que ”Las instituciones políticas participativas están presentes en la mayoría de los países del mundo”-11-
En este marco, los planes y programas sociales se encuadran en la gestión pública orientada a resultados. Ello significa un cambio sustantivo en la concepción del funcionamiento del Estado; los resultados se miden de acuerdo con las demandas satisfechas y los problemas resueltos. En el campo de las políticas sociales estos resultados remiten al logro de equidad, la integración social y la superación de la pobreza y la vulnerabilidad social”-12-
La gestión pública orientada a resultados significa un cambio en la concepción, estrategias y metodologías de planificación y evaluación de políticas y programas sociales; si los programas sociales tienen como objetivo solucionar y transformar, con eficiencia y calidad, los problemas específicos de la población, entonces, la gestión orientada a resultados debe ser el proceso integral que permita planificar, viabilizar, concretar y evaluar los resultados que superen o alivien, efectivamente, dichos problemas.
                Para continuar con la temática:
¿Existe una definición de pobreza? Este interrogante ha tenido múltiples respuestas. Una de ellas consiste en considerar pobres a los que no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda, educación, servicios, infraestructura, etc. En todo caso manifiesta una expresión de carencia: el pobre es el desvalido. Pareciera, además, que en el imaginario social lo deseable fuera la situación de bienestar, que implica haber podido satisfacer al menos en una medida apreciable esas necesidades básicas, y que por tanto conlleva consigo una cierta sensación de tranquilidad. Por ello lo que todo el mundo busca es, si no necesariamente la riqueza, al menos lograr tener “un buen pasar”, un cierto “desahogo”. La clase media argentina, bueno es recordarlo, se fue justamente constituyendo como el agregado de todos aquellos- muchos descendientes de esos inmigrantes que habían venido al país huyendo de la miseria- que habían triunfado en ese emprendimiento de mejorar su situación económica y con ello, al mismo tiempo, habían ascendido en la estratificación social. En ese cuadro la pobreza, si sobrevenía, aparecía como un resultado no querido, fruto de no haber sabido o podido alcanzar la meta propuesta.
En conclusión se puede decir que en los días que corren pareciera que hablar de los pobres, simplemente, resulta insuficiente. Ahora tenemos pobres estructurales, nuevos pobres, y empobrecidos. Los primeros son los que siempre fueron pobres, los segundos quienes lo son hoy pero que no lo eran antes, los empobrecidos los que como los anteriores se han deslizado en la escala socioeconómica- en un verdadero reverso de aquel movimiento de ascenso que diera origen a nuestra clase media- pero que todavía tienen acceso a los bienes y servicios básicos. “Se emparentan en que todos ellos resultaron “perdedores” en la Argentina de las últimas décadas. Todos ellos han debido resignar “algo”: en algunos casos, cosas vitales; en otros, casos accesorios, pero todos han perdido. Algunas de las pérdidas corresponden a los bienes y servicios a que cada familia o individuo había logrado acceder en el pasado por su propia cuenta. Otras pérdidas, en cambio, se refieren a servicios que el Estado prestaba a toda la comunidad a través de la escuela o los servicios públicos y que hoy han desaparecido, se han encarecido al privatizarse o simplemente su calidad se ha deteriorado”(Minujin y Kessler, p.41-13-.
Ahora solo queda por comprobar la incidencia de las políticas públicas de empleo en la calidad de vida de la población en la Provincia de La Rioja.
Bibliografía
1-www.Diario Rioja Virtual
2-Ember
3-4- www.monografía.com
5-- Siempro- UNESCO: “Gestión integral de programas sociales orientada a resultados: Manual metodológico para la planificación y evaluación de Programas Sociales”-Bs.As., 1999
6-7-8- Orsi, Raul Oscar- Rique, Juan José: “Pobreza y política: gerencia social”- Espacio Editorial- Argentina, 1996.Pag.23
9- Siempro- UNESCO: “Gestión integral de programas sociales orientada a resultados: Manual metodológico para la planificación y evaluación de Programas Sociales”-Bs.As., 1999
10-11- Siempro- UNESCO: “Gestión integral de programas sociales orientada a resultados: Manual metodológico para la planificación y evaluación de Programas Sociales”-Bs.As., 1999
12-Ember

13- Orsi, Raul Oscar- Rique, Juan José: “Pobreza y política: gerencia social”- Espacio Editorial- Argentina, 1996.Pag.23

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