Lic.Adriana Mercedes González
Especialista en Docencia Universitaria
Magister en Estudios Sociales
En
este trabajo se aborda el paso de las transiciones democráticas a las reformas
neoliberales en América Latina, considerando como valiosos los aportes de Waldo
Ansaldi, Isidro Cisneros y María Mercedes Tenti, con el propósito de avanzar
hacia la comprensión de la historia de las sociedades y de los Estados
latinoamericanos a fines del S. XX y principios del S. XXI.
Distintos interrogantes orientan la
propuesta y permiten el ejercicio del resumen analítico.
Los
autores mencionados coinciden en pensar que las transiciones políticas tienen
una duración que puede ser muy variable en el tiempo y las relacionan con el
contexto y con los condicionamientos institucionales que caracterizan al
régimen. Todo cambio de régimen constituye un proceso de múltiples cambios. Es
así, que Waldo Ansaldi sostiene que “en
las transiciones de dictaduras a democracias políticas que se producen en
América Latina en las décadas de 1980 y 1990, la gran novedad es la renuncia a
transformaciones radicales”- 1- ya que en la década de 1980 la revolución
se había diluido como posibilidad y el triunfo del sandinismo (en Nicaragua),
la ratificación del Salvador, la actuación de FARC y del ELN en Colombia, el
ejército Zapatista de Liberación Nacional en México no constituyeron efectivas
alternativas de poder.
Por
otro lado, cuando hablamos de democracia, representa para algunos la mejor
forma de gobierno, en la medida en que permite el establecimiento de un
principio de acuerdo en el que participan las fuerzas políticas. También, “constituye un régimen deseable porque sus
estructuras de valores y procedimientos hacen posible el desarrollo de acuerdos
de diverso tipo y contenido para otorgar gobernabilidad a sociedades complejas
y con fuertes tendencias neocorporativas, como son las nuestras”-2C -.
Al
respecto, Ansaldi propone centrar la discusión sobre la viabilidad de la
democracia en América Latina desde una perspectiva distinta al referirse a:
democracias de pobres, democracias pobres y pobres democracias. Las condiciones
socio-históricas de desarrollo de la democracia en América Latina han definido
condiciones estructurales de larga duración y las tres matrices que modelaron
las sociedades son: matrices societales generadas a partir de sendas unidades
económicas de producción, la plantación esclavista, la hacienda semiservil y la
estancia asalariada. Al referirse a las matrices societales, Ansaldi en su obra
“la democracia en América Latina” recalca
que se constituyen en tiempos y espacios diferentes “la plantación surge a
comienzos del siglo XVI, la hacienda, a principios del XVII y la estancia, a
fines del siglo XVIII”- 3- y que las tres generan coincidencias y
diferencias en los planos sociales y culturales tras la ruptura del nexo colonial.
Isidro
Cisneros analiza en su obra, los diferentes momentos del cambio político de
tipo democrático. Cabe aquí, interrogarse: ¿Cuáles
son los momentos del cambio democrático?¿Cuáles son los caracteres de cada
momento?. El mismo autor, afirma que el cambio de régimen puede definirse
como un proceso que implica modificaciones permanentes en su naturaleza y
estructura institucional: “el cambio
político se encuentra delimitado por un intervalo temporal que da vida a un
conjunto de transformaciones que evidencian el carácter no lineal de estos
procesos, los cuales pueden tener incluso, una dinámica reversible”-4-.
Ante esto, Waldo Ansaldi sostiene que en América Latina existe un énfasis muy
fuerte en la democracia política, entendida en su forma clásica de democracia
liberal representativa o democracia formal. Continúa expresando que en la
América Latina de comienzos del siglo XXI, la característica sobresaliente es
la pobreza: “Cuando digo pobreza es la
nota dominante, no estoy pensando solamente en la carencia de recursos
económicos. Así, tenemos democracias de pobres pero también democracias pobres
y un incierto futuro que hace pensar en pobres democracias si persisten o se
imponen ciertas tendencias hoy presentes”-5 -
Lo
importante, es también analizar ¿Cuáles
son las etapas de transición?. Es aquí, que Cisneros considera como fases a
la liberación, instauración y
consolidación y como procesos imprescindibles de mencionar a la estabilidad
y crisis.
Por
supuesto que la mayoría de los acontecimientos históricos están determinados
por diversos factores. Ahora, ¿Cuáles
son los caracteres más importantes de la transición?. Cisneros rescata “las circunstancias históricas y
estructurales en que se desarrollaron las precedentes instituciones; la
naturaleza y estabilidad del régimen anterior; la capacidad de las élites para
liberar el proceso político, reconstruyendo los niveles del consenso perdido y,
por último, la legitimidad que encarnan ciertas formas de transición en
relación con otras”-6-. Es decir, que los caracteres más importantes son:
el profundo proceso de cambio político (estructura de la autoridad), las nuevas
reglas del juego (valores y normas) y la nueva institucionalidad (aplicación de
procedimientos).
Al
respecto Waldo Ansaldi al hablar de la construcción del orden político-social
poscolonial, alude a que “la democracia
invocada en los comienzos de los procesos de constitución de los Estados
latinoamericanos se sitúa en un contexto que es, por un lado, tributario del
conjunto de ideas que por entonces se difunden- a partir de Europa occidental y
los Estados Unidos- acerca de la nueva forma de constituir el orden político y
legitimarlo en la lucha contra el absolutismo monárquico”-7-. Sobre la base
de ello, surgen una serie de ideas, conceptos y presupuestos teóricos sobre los
que se construye el Estado moderno y considera a la democracia como una
creación de la modernidad.
Entre
las circunstancias históricas en América Latina, Ansaldi se refiere a “Pobres
democracias” para afirmar que la lucha por la democracia no cuenta
históricamente en esta región con actores democráticos genuinos capaces de
impulsar luchas por la construcción de regímenes políticos democráticos ya que
las clases subalternas y las clases propietarias no siempre hicieron de la
democracia política un horizonte político deseable, citando como ejemplos: el
cardenismo mexicano, el varguismo brasileño, el peronismo argentino, las
revoluciones de México, Bolivia y Cuba que no generaron experiencias
democráticas perdurables.
Relacionado
a los caracteres de la transición es preciso indagar para responder a la
pregunta: ¿Cuáles son las modalidades de
cambio de transición?. Cisneros reconoce como modalidades a la negociación,
revolución y transición gradual mediante pactos, afirmando que en toda propuesta
se debe considerar las tres formas que adoptan la transición a la democracia y
que la transición mediante pactos mantiene una extraordinaria vigencia porque: “donde los pactos se han llevado a cabo han
introducido la posibilidad del cambio de régimen sin la necesidad de remover a
todos aquellos que ocupaban anteriormente los cargos de dirección”-8-.
Aunque, la existencia de pactos por sí misma no puede garantizar la naturaleza
democrática del nuevo régimen ya que solo constituyen medios que posibilitan la
democracia.
Ahora, ¿Cuáles son las causas de la transición
política?. Para las distintas modalidades, Cisneros reconoce como causas: a
la crisis entre las élites, crisis
de gobernabilidad, al tipo, cantidad y calidad de recursos y al nivel de coherencia
política y organizativa de las oposiciones al régimen. Pero existe otra manera
de analizar la transición política a través de fases o estadios de transición.
Entonces, ¿Cuáles son esas fases?. Cisneros
identifica a: “la crisis autoritaria; caída del régimen; tipo de transición - continúa o discontinua-; instauración democrática y consolidación”-9-.
Es importante, la interpretación de los momentos de la crisis autoritaria y la
instauración en el análisis de la transición porque; por un lado, las consecuencias
de la crisis autoritaria se presenta cuando ocurre una fuerte caída de la
eficacia y efectividad del régimen y del debilitamiento de la legitimidad. Por
otro lado, las primeras fases de instauración del nuevo orden político resultan
difíciles de distinguir de la fase de la transformación. Un ejemplo, claro
mencionado por Cisneros es el caso sudafricano post-apartheid en donde es
visible que la instauración democrática se inicia con el restablecimiento de
todos los derechos políticos y civiles de la población, promoviendo formas
variadas de pluralismo político y concluye cuando el nuevo régimen de tipo
democrático ha logrado integrar y hacer funcionar en modo legítimo al conjunto
de estructuras políticas fundamentales. Otro caso a mencionar, es el de América
Latina, por Waldo Ansaldi: “las políticas
neoconservadoras de los años 1990 han producido una brutal fragmentación
social, traducida en ruptura de los lazos de solidaridad y exacerbación de las
desigualdades sociales”-10-Este apartheid social opera en su dialéctica
interna como en el del mundo globalizado, generando en ambos casos, grandes
distancias entre hombres y mueres ubicados en diferentes planos de la pirámide
social. Ansaldi continúa comentando: “las
recientes elecciones en Bolivia, Brasil y Ecuador muestran, en una primera
lectura, que porcentajes significativos, incluso mayoritarios, de los
ciudadanos han expresado inequívocamente un dictum por un cambio estratégico,
incluso sin romper los marcos del sistema capitalista”-11 -
María
Mercedes Tenti realiza su aporte al hablar en la obra “Reforma del Estado
Argentino” del proceso de desintegración social y del proceso de descrédito de
los políticos y de la clase dirigente generado por la desestabilización en lo
económico como en lo político. “se
acrecientan las desigualdades sociales y regionales y se produce un
empobrecimiento general y una marginación de grandes sectores de la población”-12-
“En lo económico porque
se produjo una disminución drástica de actividades productivas y de servicios que
desarrollaba el Estado, porque se desarticularon los componentes públicos que
regulaban los mercados o bien reducían su influencia y por el desplazamiento de
las decisiones económicas esenciales hacia fuera de las esferas nacionales. En
lo político porque se efectivizó una salida a la crisis última de la matriz
estado-céntrica y se modificaron antiguas formas de hacer política…”-13-
En
la transición política, el proceso de apertura lo constituye la liberación
política, concebida “Proceso de
redefinición y ampliación de los derechos de los individuos de frente a los
actos ilegales o arbitrarios del Estado”-14-. Entonces: ¿Qué implica la liberación política?. Isidro
Cisneros afirma que implica: el reconocimiento y ejercicio de los derechos del
ciudadano, un espacio de oposición política activa y eficaz y la extensión de
los derechos civiles y políticos. Lo confirma, diciendo, “la apertura del régimen a la
libertad de creación de organizaciones y de adhesión a las mismas, a la
libertad de manifestación del pensamiento, a la libertad garantizada de voto, a
la libertad de organizar grupos en competencia por el sufragio de los
ciudadanos, a la libre circulación de ideas y de información”-15-
Al
hablar de liberación se coincide al sostener que es el momento inicial del
tránsito de una situación a otra. Pero: ¿Qué
relación es posible establecer entre la liberación política y democrática? Y
¿Cuál es la distinción entre estos dos procesos?. Al hablar de relación
analítica, nos referimos a que “la
liberación y la democratización se refieren en principio solamente a
transformaciones en el régimen, distinguiéndose de una problemática diversa
representada por los cambios del régimen político”-16-. Mientras que hablar
de distinción, permite ver que la democratización se caracteriza porque debe
buscarse en la legitimación popular y en el desarrollo de elecciones
competitivas (renovación del consenso) y el proceso de liberación se apoya en
la garantía que ofrece a los derechos ciudadanos y en posibilidad de
contestación política. Además, existen otras interpretaciones (factores
internos) que explican la influencia de la modernización y de la movilización
social en el cambio político (considerada como el desarrollo de la
urbanización, de la alfabetización y del pluralismo social influenciado por los
medios de comunicación), por un lado. Es así, que a mayor desarrollo económico
puede corresponder cambios socio-estructurales que afectan la estabilidad de
los regímenes autoritarios. Y por otro lado, la influencia de factores externos
que establecen la existencia de tres posibilidades para la democratización: por
una guerra o conquista, por un grupo iniciador interno y el papel desempeñado
por la oposición política.
En
relación a ello, se pueden analizar también los factores internos que juegan un
papel fundamental para consolidar la democratización efectiva: el
comportamiento de la economía, calidad de vida de la población, crisis
económica y estancamiento, deuda externa, mala distribución de ingresos, alto
crecimiento demográfico. Un ejemplo, lo constituye América Latina. Ansaldi,
sostiene, al referirse a “democracia de pobres” a los efectos negativos
producidos en las sociedades latinoamericanas por las políticas
neoconservadoras de ajuste estructural y que se reflejan en el incremento de la
pobreza. “El CEPAL en su Panorama Social
del bienio 2000-2001, muestra que entre 1980 y 1999 el número de hogares pobres
de la región pasó de 24.200.000 a 41.300.000 y dentro de los hogares pobres,
10.400.000, en 1980, y 16.300.000, en 1999, eran indigentes”-17-.
Este
incremento de la pobreza ha sido acompañado por un aumento de la desigualdad de
la distribución del ingreso y de la riqueza. En contraste con la década de 1980
(década perdida para el desarrollo), la de 1990 registró importantes mejoras en
los indicadores macroeconómicos, aunque la recuperación se vio afectada por las
turbulencias financieras producidas en el plano internacional (por el efecto
Tequila) y por los elevados costos sociales que tuvo la adhesión gubernamental
a la ideología neoliberal y la aplicación de políticas fundadas en el Consenso
de Washington; sumado a ello, el afrontamiento de las grandes pérdidas causadas
por los desastres naturales de la corriente del Niño y el Huracán Mitch. Sin
embargo, información del CEPAL indica que la desigual distribución de los
ingresos continuaba siendo sobre el final de la década de 1990, un rasgo
sobresaliente de la estructura económica y social de América Latina y es
considerada en ese entonces, como la región menos equitativa del mundo. El
informe mundial sobre la riqueza preparado por las firmas Merril Lynch y
Cap.Germini-Ernst & Young señala que a mediados de 2002 “los ricos latinoamericanos han demostrado
tener una gran habilidad para acumular dinero” a despecho de la crisis-18 -
Por
otro lado, la apertura de la economía y la privatización de empresas públicas
que se tradujo en una fuerte corriente de inversiones de capital extranjero y
la desnacionalización de las economías latinoamericana. Es el caso de Argentina
que: “llevó a la pérdida del control de
recursos estratégicos tales como el petróleo y la energía eléctrica”-19-
Tenti,
aporta una idea fundamental, al referirse a la reforma del Estado Argentino: “Un nuevo Estado –postsocial o neoliberal-
ha comenzado a perfilarse con menor capacidad interventora, que ha cedido
actividades y servicios al sector privado, al nivel subnacional y a la sociedad
civil, a la vez que presenta crecientes limitaciones en su autonomía y
capacidad política”-20-
Para continuar, es necesario preguntarse: ¿Cuáles son los criterios para una efectiva
democratización? Isidro Cisneros establece como criterios a: plenos
derechos políticos y civiles para la población, voto universal y renovación
periódica del consenso, libertad de expresión y organización de las fuerzas
políticas y sistemas departidos competitivo en contexto de pluralismo político.
A su vez, considera que “la transición a
la democracia tendrá mayores posibilidades de éxito después de resolverse un
prolongado conflicto político-social, el cual, en un determinado momento, no
puede ya ser solucionado por medio de la coerción”- y continúa expresando: “este modo de hacer política vuelve
necesaria la negociación entre las partes, iniciando un proceso de inclusión en
el nuevo régimen de los actores ya excluidos”-21-
Cuando
hablamos de conflicto político social, Waldo Ansaldi cita como acción corrosiva
de las democracias latinoamericanas actuales a la ejercida por la corrupción
estructural (en Colombia, México, Paraguay, Nicaragua, Argentina, Bolivia) y
toma como referencia a la información anual brindada por la organización
International Transparency sobre los niveles de corrupción en 102 países: “Chile, el país menos corrupto de la región,
ocupa el 17º lugar (con 7.5 puntos, dentro de una escala que va de 0-altamente
corrupto- a 10 –altamente limpio), siguiéndole Uruguay (32º, con 5.1), Costa
Rica (40º, con 4.5), Brasil y Perú (45º, con 4.0), Colombia y México (57º con
3.6 puntos), El Salvador (62º, con 3.4), Panamá (67º con 3.0), Argentina (70º,
con 2.8), Honduras (71º con 2.7), Nicaragua y Venezuela (81º con 2.5), Bolivia
(89º con 2.2) y Paraguay (98º con 1.7 puntos). En esa escala, Argentina aparece
descendiendo, respecto de la medición del año anterior, del 50º al 57º puesto.
Al respecto, el presidente de TI, Peter Eigen, señalaba que en dicho país el
Estado parece haber sido capturado por una red de dirigentes que lo usan en
beneficio propio”- 22 -
Finalmente: ¿Cuáles son
los momentos de la consolidación del régimen democrático?.
Cisneros concibe a la consolidación como una estrategia política mediante la
cual el nuevo régimen adquiere coherencia, firmeza y solidez y aclara, que
concluye cuando el nuevo régimen se institucionaliza y adquiere mayor
autonomía. Reconoce, a la vez, tres factores que condicionan el proceso de
consolidación: “la profundidad de la
crisis y la forma específica en que se desarrolló la transición; la estructura
institucional y la dinámica organizativa de los nuevos actores y, por último,
el contexto internacional en el cual emerge el régimen”-23
En
relación a lo anterior, Ansaldi habla de “democracias pobres” y sostiene “mirada desde una perspectiva meramente
institucional, la apariencia muestra, a lo largo de las dos últimas décadas del
siglo XX y los primeros años del XXI, una consolidación de la democracia”-24-.
Pero las considera sólo una formalidad ya que las elecciones periódicas
(limpias y transparentes) son acompañadas muchas veces con mecanismos
clientelares, de fraude y menciona como ejemplos los casos de las elecciones de
Perú, de Haití, México, Chile y Paraguay. Además, al hablar de división de
poderes, Ansaldi piensa que no está necesariamente respetada y analiza el caso
de Argentina en la cual, la administración de la justicia está altamente
subordinada a los intereses políticos y caracteriza al Estado de derecho como
frágil.
“La ciudadanía política
es prácticamente universal, pero en la práctica se asiste a una licuación del
ciudadano en mero votante, cuando no en abstencionista”-25
-. Waldo Ansaldi, considera a la abstención como una de las manifestaciones de
la creciente apatía política en aquellos países donde el voto es
obligatorio.
Otra
situación mencionada por Ansaldi, cuando se refiere a “pobres democracias” es
la manifiesta en la necesidad de la activa participación de las clases
subalternas latinoamericanas (proletarios, trabajadores, campesinos, clases
medias), la conciencia de sus derechos y la generación de una original
capacidad de organización y gestión en
la consolidación del proceso de construcción de un régimen político
democrático.
En conclusión:
“En el contexto histórico-estructural y
actual reseñado precedentemente, parece claro que si las palabras no quieren
decir cualquier cosa, la democracia política- en su forma hoy dominante, la
liberal representativa- está lejos de estar consolidada en América Latina”-26-
Bibliografía
1-
Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres,
democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y
7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
2-Cisneros,
Isidro: “Los diferentes momentos del
cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”-
Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
3- Ansaldi, Waldo: “La democracia en América Latina, más cerca
de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº 19, Buenos Aires,
diciembre de 2001, pp.23-54
4 y 5- Ansaldi, Waldo:
“Democracias de pobres, democracias
pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario,
noviembre de 2003, pp.27-43.
6- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político
de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles
Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
7- Ansaldi, Waldo: “La democracia en América Latina, más cerca
de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº 19, Buenos Aires,
diciembre de 2001, pp.23-54
8-
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Estado santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones
Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
9- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político
de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles
Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
10 y 11 Ansaldi, Waldo:
“Democracias de pobres, democracias
pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario,
noviembre de 2003, pp.27-43.
12 y 13 Tenti, María
Mercedes: “La reforma del Estado
santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones Universidad
Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
14 y 15 Cisneros, Isidro:
“Los diferentes momentos del cambio
político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles
Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
16- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político
de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles
Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
17- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres,
pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario,
noviembre de 2003, pp.27-43.
18 y 19- Ansaldi, Waldo:
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20- Tenti, María
Mercedes: “La reforma del Estado
santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones Universidad
Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
21, 22 y 23- Cisneros,
Isidro: “Los diferentes momentos del
cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”-
Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
24
y 25- Ansaldi, Waldo: “Democracias de
pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7,
Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
26-
Ansaldi, Waldo: “La democracia en América
Latina, más cerca de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº
19, Buenos Aires, diciembre de 2001, pp.23-54
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