jueves, 31 de julio de 2014

DE LAS TRANSICIONES DEMOCRÁTICAS A LAS REFORMAS NEOLIBERALES


Lic.Adriana Mercedes González
Especialista en Docencia Universitaria
Magister en Estudios Sociales
En este trabajo se aborda el paso de las transiciones democráticas a las reformas neoliberales en América Latina, considerando como valiosos los aportes de Waldo Ansaldi, Isidro Cisneros y María Mercedes Tenti, con el propósito de avanzar hacia la comprensión de la historia de las sociedades y de los Estados latinoamericanos a fines del S. XX y principios del S. XXI.
            Distintos interrogantes orientan la propuesta y permiten el ejercicio del resumen analítico.
Los autores mencionados coinciden en pensar que las transiciones políticas tienen una duración que puede ser muy variable en el tiempo y las relacionan con el contexto y con los condicionamientos institucionales que caracterizan al régimen. Todo cambio de régimen constituye un proceso de múltiples cambios. Es así, que Waldo Ansaldi sostiene que “en las transiciones de dictaduras a democracias políticas que se producen en América Latina en las décadas de 1980 y 1990, la gran novedad es la renuncia a transformaciones radicales”- 1- ya que en la década de 1980 la revolución se había diluido como posibilidad y el triunfo del sandinismo (en Nicaragua), la ratificación del Salvador, la actuación de FARC y del ELN en Colombia, el ejército Zapatista de Liberación Nacional en México no constituyeron efectivas alternativas de poder.
Por otro lado, cuando hablamos de democracia, representa para algunos la mejor forma de gobierno, en la medida en que permite el establecimiento de un principio de acuerdo en el que participan las fuerzas políticas. También, “constituye un régimen deseable porque sus estructuras de valores y procedimientos hacen posible el desarrollo de acuerdos de diverso tipo y contenido para otorgar gobernabilidad a sociedades complejas y con fuertes tendencias neocorporativas, como son las nuestras”-2C -.
Al respecto, Ansaldi propone centrar la discusión sobre la viabilidad de la democracia en América Latina desde una perspectiva distinta al referirse a: democracias de pobres, democracias pobres y pobres democracias. Las condiciones socio-históricas de desarrollo de la democracia en América Latina han definido condiciones estructurales de larga duración y las tres matrices que modelaron las sociedades son: matrices societales generadas a partir de sendas unidades económicas de producción, la plantación esclavista, la hacienda semiservil y la estancia asalariada. Al referirse a las matrices societales, Ansaldi en su obra “la democracia en América Latina” recalca que se constituyen en tiempos y espacios diferentes “la plantación surge a comienzos del siglo XVI, la hacienda, a principios del XVII y la estancia, a fines del siglo XVIII”- 3- y que las tres generan coincidencias y diferencias en los planos sociales y culturales tras la ruptura del nexo colonial.
Isidro Cisneros analiza en su obra, los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático. Cabe aquí, interrogarse: ¿Cuáles son los momentos del cambio democrático?¿Cuáles son los caracteres de cada momento?. El mismo autor, afirma que el cambio de régimen puede definirse como un proceso que implica modificaciones permanentes en su naturaleza y estructura institucional: “el cambio político se encuentra delimitado por un intervalo temporal que da vida a un conjunto de transformaciones que evidencian el carácter no lineal de estos procesos, los cuales pueden tener incluso, una dinámica reversible”-4-. Ante esto, Waldo Ansaldi sostiene que en América Latina existe un énfasis muy fuerte en la democracia política, entendida en su forma clásica de democracia liberal representativa o democracia formal. Continúa expresando que en la América Latina de comienzos del siglo XXI, la característica sobresaliente es la pobreza: “Cuando digo pobreza es la nota dominante, no estoy pensando solamente en la carencia de recursos económicos. Así, tenemos democracias de pobres pero también democracias pobres y un incierto futuro que hace pensar en pobres democracias si persisten o se imponen ciertas tendencias hoy presentes”-5 -
Lo importante, es también analizar ¿Cuáles son las etapas de transición?. Es aquí, que Cisneros considera como fases a la liberación, instauración y consolidación y como procesos imprescindibles de mencionar a la estabilidad y crisis.
Por supuesto que la mayoría de los acontecimientos históricos están determinados por diversos factores. Ahora, ¿Cuáles son los caracteres más importantes de la transición?. Cisneros rescata “las circunstancias históricas y estructurales en que se desarrollaron las precedentes instituciones; la naturaleza y estabilidad del régimen anterior; la capacidad de las élites para liberar el proceso político, reconstruyendo los niveles del consenso perdido y, por último, la legitimidad que encarnan ciertas formas de transición en relación con otras”-6-. Es decir, que los caracteres más importantes son: el profundo proceso de cambio político (estructura de la autoridad), las nuevas reglas del juego (valores y normas) y la nueva institucionalidad (aplicación de procedimientos).
Al respecto Waldo Ansaldi al hablar de la construcción del orden político-social poscolonial, alude a que “la democracia invocada en los comienzos de los procesos de constitución de los Estados latinoamericanos se sitúa en un contexto que es, por un lado, tributario del conjunto de ideas que por entonces se difunden- a partir de Europa occidental y los Estados Unidos- acerca de la nueva forma de constituir el orden político y legitimarlo en la lucha contra el absolutismo monárquico”-7-. Sobre la base de ello, surgen una serie de ideas, conceptos y presupuestos teóricos sobre los que se construye el Estado moderno y considera a la democracia como una creación de la modernidad.
Entre las circunstancias históricas en América Latina, Ansaldi se refiere a “Pobres democracias” para afirmar que la lucha por la democracia no cuenta históricamente en esta región con actores democráticos genuinos capaces de impulsar luchas por la construcción de regímenes políticos democráticos ya que las clases subalternas y las clases propietarias no siempre hicieron de la democracia política un horizonte político deseable, citando como ejemplos: el cardenismo mexicano, el varguismo brasileño, el peronismo argentino, las revoluciones de México, Bolivia y Cuba que no generaron experiencias democráticas perdurables.
Relacionado a los caracteres de la transición es preciso indagar para responder a la pregunta: ¿Cuáles son las modalidades de cambio de transición?. Cisneros reconoce como modalidades a la negociación, revolución y transición gradual mediante pactos, afirmando que en toda propuesta se debe considerar las tres formas que adoptan la transición a la democracia y que la transición mediante pactos mantiene una extraordinaria vigencia porque: “donde los pactos se han llevado a cabo han introducido la posibilidad del cambio de régimen sin la necesidad de remover a todos aquellos que ocupaban anteriormente los cargos de dirección”-8-. Aunque, la existencia de pactos por sí misma no puede garantizar la naturaleza democrática del nuevo régimen ya que solo constituyen medios que posibilitan la democracia.
Ahora, ¿Cuáles son las causas de la transición política?. Para las distintas modalidades, Cisneros reconoce como causas: a la crisis entre las élites, crisis de gobernabilidad, al tipo, cantidad y calidad de recursos y al nivel de coherencia política y organizativa de las oposiciones al régimen. Pero existe otra manera de analizar la transición política a través de fases o estadios de transición. Entonces, ¿Cuáles son esas fases?. Cisneros identifica a: “la crisis autoritaria; caída del régimen; tipo de transición - continúa o discontinua-; instauración democrática y consolidación”-9-. Es importante, la interpretación de los momentos de la crisis autoritaria y la instauración en el análisis de la transición porque; por un lado, las consecuencias de la crisis autoritaria se presenta cuando ocurre una fuerte caída de la eficacia y efectividad del régimen y del debilitamiento de la legitimidad. Por otro lado, las primeras fases de instauración del nuevo orden político resultan difíciles de distinguir de la fase de la transformación. Un ejemplo, claro mencionado por Cisneros es el caso sudafricano post-apartheid en donde es visible que la instauración democrática se inicia con el restablecimiento de todos los derechos políticos y civiles de la población, promoviendo formas variadas de pluralismo político y concluye cuando el nuevo régimen de tipo democrático ha logrado integrar y hacer funcionar en modo legítimo al conjunto de estructuras políticas fundamentales. Otro caso a mencionar, es el de América Latina, por Waldo Ansaldi: “las políticas neoconservadoras de los años 1990 han producido una brutal fragmentación social, traducida en ruptura de los lazos de solidaridad y exacerbación de las desigualdades sociales”-10-Este apartheid social opera en su dialéctica interna como en el del mundo globalizado, generando en ambos casos, grandes distancias entre hombres y mueres ubicados en diferentes planos de la pirámide social. Ansaldi continúa comentando: “las recientes elecciones en Bolivia, Brasil y Ecuador muestran, en una primera lectura, que porcentajes significativos, incluso mayoritarios, de los ciudadanos han expresado inequívocamente un dictum por un cambio estratégico, incluso sin romper los marcos del sistema capitalista”-11 -
María Mercedes Tenti realiza su aporte al hablar en la obra “Reforma del Estado Argentino” del proceso de desintegración social y del proceso de descrédito de los políticos y de la clase dirigente generado por la desestabilización en lo económico como en lo político. “se acrecientan las desigualdades sociales y regionales y se produce un empobrecimiento general y una marginación de grandes sectores de la población”-12-
“En lo económico porque se produjo una disminución drástica de actividades productivas y de servicios que desarrollaba el Estado, porque se desarticularon los componentes públicos que regulaban los mercados o bien reducían su influencia y por el desplazamiento de las decisiones económicas esenciales hacia fuera de las esferas nacionales. En lo político porque se efectivizó una salida a la crisis última de la matriz estado-céntrica y se modificaron antiguas formas de hacer política…”-13-
En la transición política, el proceso de apertura lo constituye la liberación política, concebida “Proceso de redefinición y ampliación de los derechos de los individuos de frente a los actos ilegales o arbitrarios del Estado”-14-. Entonces: ¿Qué implica la liberación política?. Isidro Cisneros afirma que implica: el reconocimiento y ejercicio de los derechos del ciudadano, un espacio de oposición política activa y eficaz y la extensión de los derechos civiles y políticos. Lo confirma, diciendo, “la apertura del régimen  a la libertad de creación de organizaciones y de adhesión a las mismas, a la libertad de manifestación del pensamiento, a la libertad garantizada de voto, a la libertad de organizar grupos en competencia por el sufragio de los ciudadanos, a la libre circulación de ideas y de información”-15-
Al hablar de liberación se coincide al sostener que es el momento inicial del tránsito de una situación a otra. Pero: ¿Qué relación es posible establecer entre la liberación política y democrática? Y ¿Cuál es la distinción entre estos dos procesos?. Al hablar de relación analítica, nos referimos a que “la liberación y la democratización se refieren en principio solamente a transformaciones en el régimen, distinguiéndose de una problemática diversa representada por los cambios del régimen político”-16-. Mientras que hablar de distinción, permite ver que la democratización se caracteriza porque debe buscarse en la legitimación popular y en el desarrollo de elecciones competitivas (renovación del consenso) y el proceso de liberación se apoya en la garantía que ofrece a los derechos ciudadanos y en posibilidad de contestación política. Además, existen otras interpretaciones (factores internos) que explican la influencia de la modernización y de la movilización social en el cambio político (considerada como el desarrollo de la urbanización, de la alfabetización y del pluralismo social influenciado por los medios de comunicación), por un lado. Es así, que a mayor desarrollo económico puede corresponder cambios socio-estructurales que afectan la estabilidad de los regímenes autoritarios. Y por otro lado, la influencia de factores externos que establecen la existencia de tres posibilidades para la democratización: por una guerra o conquista, por un grupo iniciador interno y el papel desempeñado por la oposición política.
En relación a ello, se pueden analizar también los factores internos que juegan un papel fundamental para consolidar la democratización efectiva: el comportamiento de la economía, calidad de vida de la población, crisis económica y estancamiento, deuda externa, mala distribución de ingresos, alto crecimiento demográfico. Un ejemplo, lo constituye América Latina. Ansaldi, sostiene, al referirse a “democracia de pobres” a los efectos negativos producidos en las sociedades latinoamericanas por las políticas neoconservadoras de ajuste estructural y que se reflejan en el incremento de la pobreza. “El CEPAL en su Panorama Social del bienio 2000-2001, muestra que entre 1980 y 1999 el número de hogares pobres de la región pasó de 24.200.000 a 41.300.000 y dentro de los hogares pobres, 10.400.000, en 1980, y 16.300.000, en 1999, eran indigentes”-17-.
Este incremento de la pobreza ha sido acompañado por un aumento de la desigualdad de la distribución del ingreso y de la riqueza. En contraste con la década de 1980 (década perdida para el desarrollo), la de 1990 registró importantes mejoras en los indicadores macroeconómicos, aunque la recuperación se vio afectada por las turbulencias financieras producidas en el plano internacional (por el efecto Tequila) y por los elevados costos sociales que tuvo la adhesión gubernamental a la ideología neoliberal y la aplicación de políticas fundadas en el Consenso de Washington; sumado a ello, el afrontamiento de las grandes pérdidas causadas por los desastres naturales de la corriente del Niño y el Huracán Mitch. Sin embargo, información del CEPAL indica que la desigual distribución de los ingresos continuaba siendo sobre el final de la década de 1990, un rasgo sobresaliente de la estructura económica y social de América Latina y es considerada en ese entonces, como la región menos equitativa del mundo. El informe mundial sobre la riqueza preparado por las firmas Merril Lynch y Cap.Germini-Ernst & Young señala que a mediados de 2002 “los ricos latinoamericanos han demostrado tener una gran habilidad para acumular dinero” a despecho de la crisis-18 -
Por otro lado, la apertura de la economía y la privatización de empresas públicas que se tradujo en una fuerte corriente de inversiones de capital extranjero y la desnacionalización de las economías latinoamericana. Es el caso de Argentina que: “llevó a la pérdida del control de recursos estratégicos tales como el petróleo y la energía eléctrica”-19-
Tenti, aporta una idea fundamental, al referirse a la reforma del Estado Argentino: “Un nuevo Estado –postsocial o neoliberal- ha comenzado a perfilarse con menor capacidad interventora, que ha cedido actividades y servicios al sector privado, al nivel subnacional y a la sociedad civil, a la vez que presenta crecientes limitaciones en su autonomía y capacidad política”-20-
            Para continuar, es necesario preguntarse: ¿Cuáles son los criterios para una efectiva democratización? Isidro Cisneros establece como criterios a: plenos derechos políticos y civiles para la población, voto universal y renovación periódica del consenso, libertad de expresión y organización de las fuerzas políticas y sistemas departidos competitivo en contexto de pluralismo político. A su vez, considera que “la transición a la democracia tendrá mayores posibilidades de éxito después de resolverse un prolongado conflicto político-social, el cual, en un determinado momento, no puede ya ser solucionado por medio de la coerción”- y continúa expresando: “este modo de hacer política vuelve necesaria la negociación entre las partes, iniciando un proceso de inclusión en el nuevo régimen de los actores ya excluidos”-21-
Cuando hablamos de conflicto político social, Waldo Ansaldi cita como acción corrosiva de las democracias latinoamericanas actuales a la ejercida por la corrupción estructural (en Colombia, México, Paraguay, Nicaragua, Argentina, Bolivia) y toma como referencia a la información anual brindada por la organización International Transparency sobre los niveles de corrupción en 102 países: “Chile, el país menos corrupto de la región, ocupa el 17º lugar (con 7.5 puntos, dentro de una escala que va de 0-altamente corrupto- a 10 –altamente limpio), siguiéndole Uruguay (32º, con 5.1), Costa Rica (40º, con 4.5), Brasil y Perú (45º, con 4.0), Colombia y México (57º con 3.6 puntos), El Salvador (62º, con 3.4), Panamá (67º con 3.0), Argentina (70º, con 2.8), Honduras (71º con 2.7), Nicaragua y Venezuela (81º con 2.5), Bolivia (89º con 2.2) y Paraguay (98º con 1.7 puntos). En esa escala, Argentina aparece descendiendo, respecto de la medición del año anterior, del 50º al 57º puesto. Al respecto, el presidente de TI, Peter Eigen, señalaba que en dicho país el Estado parece haber sido capturado por una red de dirigentes que lo usan en beneficio propio”- 22 -
Finalmente: ¿Cuáles son los momentos de la consolidación del régimen democrático?. Cisneros concibe a la consolidación como una estrategia política mediante la cual el nuevo régimen adquiere coherencia, firmeza y solidez y aclara, que concluye cuando el nuevo régimen se institucionaliza y adquiere mayor autonomía. Reconoce, a la vez, tres factores que condicionan el proceso de consolidación: “la profundidad de la crisis y la forma específica en que se desarrolló la transición; la estructura institucional y la dinámica organizativa de los nuevos actores y, por último, el contexto internacional en el cual emerge el régimen”-23
En relación a lo anterior, Ansaldi habla de “democracias pobres” y sostiene “mirada desde una perspectiva meramente institucional, la apariencia muestra, a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XX y los primeros años del XXI, una consolidación de la democracia”-24-. Pero las considera sólo una formalidad ya que las elecciones periódicas (limpias y transparentes) son acompañadas muchas veces con mecanismos clientelares, de fraude y menciona como ejemplos los casos de las elecciones de Perú, de Haití, México, Chile y Paraguay. Además, al hablar de división de poderes, Ansaldi piensa que no está necesariamente respetada y analiza el caso de Argentina en la cual, la administración de la justicia está altamente subordinada a los intereses políticos y caracteriza al Estado de derecho como frágil.
“La ciudadanía política es prácticamente universal, pero en la práctica se asiste a una licuación del ciudadano en mero votante, cuando no en abstencionista”-25 -. Waldo Ansaldi, considera a la abstención como una de las manifestaciones de la creciente apatía política en aquellos países donde el voto es obligatorio. 
Otra situación mencionada por Ansaldi, cuando se refiere a “pobres democracias” es la manifiesta en la necesidad de la activa participación de las clases subalternas latinoamericanas (proletarios, trabajadores, campesinos, clases medias), la conciencia de sus derechos y la generación de una original capacidad de organización y gestión en  la consolidación del proceso de construcción de un régimen político democrático.
En conclusión: “En el contexto histórico-estructural y actual reseñado precedentemente, parece claro que si las palabras no quieren decir cualquier cosa, la democracia política- en su forma hoy dominante, la liberal representativa- está lejos de estar consolidada en América Latina”-26-
Bibliografía
1- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
2-Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
3- Ansaldi, Waldo: “La democracia en América Latina, más cerca de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº 19, Buenos Aires, diciembre de 2001, pp.23-54
4 y 5- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
6- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
7- Ansaldi, Waldo: “La democracia en América Latina, más cerca de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº 19, Buenos Aires, diciembre de 2001, pp.23-54
8- Tenti, María Mercedes: “La reforma del Estado santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
9- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
10 y 11 Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
12 y 13 Tenti, María Mercedes: “La reforma del Estado santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
14 y 15 Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
16- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
17- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
18 y 19- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.
20- Tenti, María Mercedes: “La reforma del Estado santiagueño: la gestión pública en los 90” (2005): en Ediciones Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE)- (33-52)
21, 22 y 23- Cisneros, Isidro: “Los diferentes momentos del cambio político de tipo democrático: hacia una propuesta clasificatoria”- Perfiles Latinoamericanos-México, 1994, pp.143-168
24 y 25- Ansaldi, Waldo: “Democracias de pobres, democracias pobres, pobres democracias”, en Temas y Debates, Año 7, Nº 6 y 7, Rosario, noviembre de 2003, pp.27-43.

26- Ansaldi, Waldo: “La democracia en América Latina, más cerca de la precariedad que de la fortaleza”, en Sociedad, Nº 19, Buenos Aires, diciembre de 2001, pp.23-54

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